Vivimos en una era acelerada. Entre la normalización de la hiperproductividad, la inmediatez y el constante bombardeo de información, la sensación de que los días duran cada vez menos es una constante. Conforme crecemos, este efecto se intensifica. Cada vez que hablo con alguien mayor y escucho “La vida pasa volando”, me da vértigo. Es verdad: la vida pasa en un pestañeo, y todo indica que vivimos cada vez más rápido… pero, ¿la disfrutamos más?
Como buena tauro, tengo mis tintes hedonistas. Estoy en búsqueda constante de placer: mi café de las mañanas, el break para hablar con mis compis del trabajo, el olor a coco que me recuerda el Caribe, las caminatas matutinas de los fines de semana. Viviendo en una era tan acelerada como esta, agradezco profundamente esa constante búsqueda de disfrute. Sentir placer es mi forma de frenar el tiempo, de rendir honor al simple hecho de existir.
Enero fue un mes raro e intenso para mí. Pero también fue un mes en donde me permití ir más lento, sentir cada una de mis emociones y bajar la marcha para replantearme cosas.
Como la mayoría, fui víctima de un resfriado que no me dejó salir de casa por varios días. Incluso pasé todo un día en cama y, por primera vez en muchos años, sentí que el día se hacía eterno. Pero gracias a ese descanso forzado, hice cosas que normalmente, por las prisas del día a día, no haría: medité, limpié mi armario, ordené todos mis cajones, me deshice de correos spam, horneé galletas, hablé con mis amigos. Sin darme cuenta, estaba frenando el tiempo.
Y al escribir esta newsletter también lo estoy haciendo.
Una de las razones por las que dejé Ciudad de México fue precisamente esa sensación de que, en una ciudad tan grande, el tiempo rinde menos. Este mes recordé por qué me moví a otro punto del planeta: para disfrutar más la vida, para ganarle la batalla al reloj.
Porque cuando bajas la marcha, recuerdas quién eres.
Enero es mes de propósitos, y uno de los míos, por supuesto, es leer más. Entre las cosas bonitas que llegaron este mes está el libro El poder de las palabras. El autor te muestra cómo, a través del lenguaje, podemos transformar nuestras ideas. El cerebro es mucho más moldeable de lo que pensamos: conforme crecemos, perdemos la motivación para aprender y algunas ideas y comenzamos a arraigar conceptos sobre nosotros mismos. Este libro te enseña que es posible aprender y desaprender a través de las palabras. Todo comienza por conversar: con los otros y contigo. Es una mezcla perfecta entre ciencia y humor, con ilustraciones divertidas que lo hacen aún más entrañable.
Y hablando de lo bello que es que el tiempo pase lento… esta película tiene esa magia. Una historia sencilla y profunda: una familia proveniente de Asia que intenta encontrar una nueva vida en el campo, al norte de Estados Unidos. Si buscas algo diferente, que te invite a reflexionar y conectar con los personajes, es una gran opción.
David Lynch está en boca de todos. Perdimos a un genio, pero nos quedamos con su legado: su forma de ver el mundo, de crear, de imaginar. Además de dirigir películas, pintaba y diseñaba muebles. Lynch nos enseñó que lo verdaderamente bello de la vida no es solo crear, sino tener la libertad de hacerlo, de ser tú mismo sin filtros ni límites.
Es curioso: hay quien se han ido de X, y quienes todavía nos damos una vuelta por ahí y seguimos llamándolo Twitter. Este es mi caso. Por suerte, mi algoritmo no se ha contaminado. Encontré asta cuenta: @Poet’sphotos, que publica imágenes bohemias que nos recuerdan lo bello de la vida. Escenarios estéticos que nos invitan a la contemplación, a disfrutar lo más sencillo.
Cosas que me pasaron este mes y que agradezco:
Vi Sin Red, la historia de “O”, uno de los shows más importantes de Cirque du Soleil, y recordé cuando vi el show en vivo en Las Vegas.🎪
Me escapé a las montañas y di un paseo por la nieve.❄️
Di mi taller de visual board y lo compartí con personas especiales.💫
Vi atardeceres chulísimos desde mi ventana.🌇
Escribo esta newsletter escuchando Carribean Blue de Enya deseando que el tiempo pase lento, que la vida me llene de más momentos de contemplación y goce.
Si está en tus manos, baja la marcha, al menos por hoy.
Regálate unos minutos y haz algo que te llene de ilusión.
Gracias por leerme. ✨